El Salvador acepta criminales de EEUU: Acuerdo migratorio levanta polémica
El Salvador ha aceptado recibir criminales y deportados desde EEUU, generando controversia. El acuerdo incluye aceptar deportados de cualquier nacionalidad y hasta encarcelar criminales estadounidenses, lo que plantea dudas legales y éticas. Se critica que El Salvador se convierta en "megacárcel" de EEUU, violando derechos humanos de los reclusos. El acuerdo es polémico y su futuro es incierto.

fuente/ CNN
Angela CM
Publicado el 04 de febrero, 2025
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El reciente acuerdo migratorio entre El Salvador y Estados Unidos, anunciado por el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio, ha generado una profunda controversia y críticas a nivel internacional. El Salvador, en un gesto calificado como de "extraordinaria amistad", ha aceptado recibir no solo a criminales violentos y deportados de cualquier nacionalidad desde Estados Unidos, sino también a peligrosos delincuentes estadounidenses, incluso aquellos con ciudadanía estadounidense o residencia legal en el país. Este acuerdo, sin precedentes y legalmente problemático, plantea serias dudas sobre su legalidad, sus implicaciones éticas y su impacto en los derechos humanos.
Un acuerdo que desafía la legalidad y los principios fundamentales
El acuerdo, que ha sido calificado como "sin precedentes" por el propio Rubio, permitiría a Estados Unidos deportar a El Salvador no solo a ciudadanos salvadoreños que hayan ingresado ilegalmente al país, sino también a extranjeros de cualquier nacionalidad que hayan cometido delitos en Estados Unidos, incluyendo miembros de pandillas como la MS-13 y el Tren de Aragua. La aceptación de criminales de alta peligrosidad de todo el mundo, sin importar su origen, ha generado preocupación sobre el papel que jugará El Salvador en este esquema.
Pero la polémica no termina ahí. El Salvador también se ha ofrecido a encarcelar a peligrosos delincuentes estadounidenses, incluso aquellos con ciudadanía estadounidense o residencia legal en Estados Unidos. Este punto plantea serias dudas sobre la legalidad del acuerdo, ya que la Constitución de Estados Unidos prohíbe la deportación de ciudadanos estadounidenses. Expertos legales han señalado que cualquier intento de la administración Trump de deportar a ciudadanos estadounidenses encarcelados a otro país se enfrentaría a una importante oposición legal.
¿Un "patio trasero" para la política migratoria de Estados Unidos?
El acuerdo ha generado preocupación sobre el papel que jugará El Salvador en este esquema. El país centroamericano, que ya enfrenta problemas de hacinamiento y condiciones inhumanas en sus cárceles, se convertirá en un receptor de criminales de alta peligrosidad de todo el mundo, incluyendo ciudadanos estadounidenses. La oferta de Bukele de alojar a estos criminales en la megacárcel CECOT, la prisión más grande y nueva del país, ha sido vista por muchos como una medida desesperada por obtener ingresos económicos a expensas de los derechos humanos.
El hecho de que Bukele haya justificado el acuerdo como una forma de "hacer sostenible" el sistema penitenciario salvadoreño ha generado indignación y ha sido interpretado como una muestra de la falta de respeto por los derechos de los reclusos. La idea de que El Salvador se convierta en una especie de "vertedero" para criminales estadounidenses ha generado fuertes críticas y ha sido calificada como una violación de la soberanía del país.
Implicaciones para los derechos humanos: una preocupación constante
Organizaciones de derechos humanos han expresado su profunda preocupación por el acuerdo, advirtiendo sobre el riesgo de que se violen los derechos de las personas deportadas y encarceladas en El Salvador. Las cárceles salvadoreñas son conocidas por sus condiciones inhumanas, el hacinamiento y la falta de debido proceso. La advertencia de viaje del Departamento de Estado para El Salvador afirma que las personas encarceladas en el país se enfrentan a condiciones penitenciarias "duras", sin acceso al debido proceso, saneamiento, agua potable, ventilación, control de temperatura e iluminación adecuados.
El acuerdo plantea serias dudas sobre el respeto a los derechos humanos de los deportados, especialmente aquellos que no son ciudadanos estadounidenses y que podrían ser enviados a El Salvador sin tener ninguna conexión con el país. La falta de garantías sobre el debido proceso y las condiciones de detención de estas personas genera gran preocupación. La posibilidad de que El Salvador se convierta en un lugar donde los derechos humanos son sistemáticamente violados ha generado alarma y ha llevado a organizaciones internacionales a exigir una investigación exhaustiva del acuerdo.
Un acuerdo polémico con un futuro incierto
El acuerdo entre El Salvador y Estados Unidos ha generado una gran controversia y ha sido duramente criticado por defensores de derechos humanos, expertos legales y políticos de la oposición en El Salvador. La legalidad del acuerdo, especialmente en lo que respecta a la deportación de ciudadanos estadounidenses, es cuestionable y podría enfrentar desafíos legales. Además, el acuerdo plantea serias dudas sobre su impacto en los derechos humanos de los deportados y encarcelados en El Salvador, así como sobre el papel que jugará el país centroamericano en este esquema. La situación es incierta y su desarrollo dependerá de la respuesta de las autoridades estadounidenses y de la reacción de la comunidad internacional.
