“La voz del pueblo y es la voz de Díos” “Aprende a perder las elecciones Maduro” fueron las declaraciones de Dina Boluarte en Davos
En el Foro Económico Mundial en Davos, Dina Boluarte arremetió contra Nicolás Maduro, calificándolo de ilegítimo y exigiendo su renuncia tras las elecciones del 2024, en las que afirmó que Edmundo González Urrutia fue el legítimo ganador. Boluarte instó a Maduro a "aprender a perder" y dejar el gobierno, mientras denunciaba la crisis migratoria venezolana, vinculando a migrantes con el crimen organizado. También rechazó propuestas de intervención militar, apelando al diálogo democrático. La mandataria destacó supuestos logros económicos en Perú, aunque fueron cuestionados por contradicciones en datos fiscales y el escándalo "Caso Rolex".

fuente/ RPP
Eddy Rodrigo
Publicado el 22 de enero, 2025
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En un escenario de gran visibilidad internacional como el Foro Económico Mundial (WEF) en Davos, Suiza, la presidenta peruana Dina Boluarte protagonizó un duro cuestionamiento al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela. Con un discurso directo y técnicamente argumentado, Boluarte declaró que el mandatario venezolano "no es presidente legítimo ahora en Venezuela" y que debería abandonar el cargo tras las elecciones del 28 de julio de 2024, en las que, según ella, Edmundo González Urrutia fue elegido legítimamente por el pueblo venezolano. La mandataria peruana instó a Maduro a "aprender a perder unas elecciones" y permitir que Venezuela recupere su institucionalidad democrática, afirmando que su permanencia en el poder representa un atropello a la voluntad popular.
Boluarte fue aún más lejos al aludir a las consecuencias regionales de la crisis venezolana, destacando que la migración masiva de aproximadamente nueve millones de personas ha generado un impacto significativo en Sudamérica, particularmente en países receptores como Perú, que alberga a un millón de venezolanos. Con un tono técnico y controversial, afirmó que “gran parte” de los migrantes está vinculada a actividades criminales, haciendo referencia específica a organizaciones como el Tren de Aragua. Aunque reconoció el derecho de los migrantes a buscar mejores oportunidades, destacó que este fenómeno complica la seguridad y el orden público en los países anfitriones, planteando un llamado a la Organización de Estados Americanos (OEA) y otras instancias internacionales para abordar la crisis venezolana de manera estructural.
En relación a las propuestas de intervención militar, Boluarte rechazó la idea planteada por el expresidente colombiano Álvaro Uribe, quien sugirió una intervención internacional para remover a Maduro del poder. La presidenta peruana sostuvo que “en un mundo democrático y civilizado, primero debe prevalecer el diálogo democrático”, aunque reafirmó que el actual mandatario venezolano no fue elegido bajo condiciones democráticas. Insistió en que organismos multilaterales deben asumir un papel activo para garantizar una transición pacífica y la restauración de la democracia en Venezuela, alineando esta postura con la de varios países que han desconocido la reelección de Maduro.
El discurso de Boluarte también incluyó un gesto estratégico hacia Estados Unidos. Propuso al expresidente Donald Trump visitar Perú o realizar un encuentro bilateral para fortalecer relaciones diplomáticas y comerciales. Según Boluarte, la región ve con “esperanza” el retorno de Trump a la presidencia estadounidense, ya que podría simbolizar una nueva era de cooperación multilateral y mayores flujos de inversión hacia América Latina. Sin embargo, estas declaraciones fueron recibidas con escepticismo, considerando los antecedentes de tensiones diplomáticas en la región durante la primera administración de Trump.
A nivel económico, Boluarte utilizó el Foro de Davos para destacar supuestos logros de su administración, como un crecimiento del 3% en 2024, impulsado por la reactivación de proyectos emblemáticos como las irrigaciones Chavimochic y Majes, y la estabilidad del sol peruano frente a otras monedas regionales. No obstante, estas afirmaciones fueron objeto de críticas técnicas, ya que informes del Consejo Fiscal y el Banco Central de Reserva (BCR) revelan un aumento en el déficit fiscal al 3,6% del PBI y un crecimiento del gasto no financiero del 5,9%, contradiciendo las afirmaciones de estabilidad económica de Boluarte. Además, la presidenta aseguró que su gobierno no tolera la corrupción, una declaración empañada por su implicación en el “Caso Rolex”, un escándalo que involucra presuntos intercambios de joyas por partidas presupuestales.
En su intervención, Boluarte enfatizó que “la voz del pueblo es la voz de Dios”, en referencia a las elecciones venezolanas, y reiteró que Edmundo González Urrutia es el legítimo presidente electo, reconocido internacionalmente. Estas declaraciones, aunque respaldadas por varios países de la región, intensifican la tensión diplomática entre Perú y Venezuela, generando implicaciones no solo políticas sino también humanitarias. La presidenta subrayó que el gobierno peruano no reconoce a Maduro como presidente y reafirmó su apoyo a González Urrutia, postura que alinea a Perú con otros países que han cuestionado la legitimidad del régimen venezolano.
El discurso de Boluarte, aunque bien estructurado técnicamente, no escapó a la controversia. Su insistencia en criticar al régimen de Maduro mientras enfrenta desafíos internos significativos en Perú, como un incremento en la criminalidad y acusaciones de corrupción, plantea interrogantes sobre su capacidad para abordar de manera consistente tanto las problemáticas internas como las internacionales. En un entorno donde la credibilidad es clave, el contraste entre sus afirmaciones y los datos oficiales sigue siendo un punto de fricción que genera dudas tanto en el plano doméstico como en el internacional.
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