El secuestro de Leydi P. G. en Huanuco: Traición, corrupción y la impunidad del crimen organizado

Leydi P. G., una joven de 17 años, fue secuestrada y asesinada por una organización criminal liderada por Kleiber y Aarón Espinoza Palomino, con la complicidad de su amiga Mayalen Fray Moya, quien proporcionó información falsa sobre su familia. Los criminales exigieron S/500.000 de rescate, enviando un video de la víctima atada y encañonada, pero ya la habían asesinado a golpes en la cabeza y enterrado en un costal. A pesar de su muerte, los secuestradores siguieron extorsionando a sus padres, logrando que depositaran S/700, lo que permitió a la policía rastrearlos. El caso reveló la frialdad del crimen organizado y la traición como motor del asesinato, dejando en evidencia la brutalidad con la que operan estas bandas.

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fuente/ La República

Erwin

Publicado el 04 de febrero, 2025

El secuestro y asesinato de Leydi P. G., una joven de 17 años, reveló la brutalidad con la que operan las bandas criminales organizadas en el país. La víctima fue plagiada bajo engaños por un grupo de delincuentes liderados por Kleiber Espinoza Palomino y su hermano Aarón Espinoza Palomino, con la complicidad de Mayalen Fray Moya, amiga de la joven. Los secuestradores, basados en información errónea sobre la situación económica de la familia de Leydi, exigieron un rescate de S/500.000, aunque ya habían asesinado a la adolescente el mismo día que enviaron la primera prueba de vida a sus padres.


La conspiración se originó cuando Mayalen Fray Moya reveló a su pareja, Kleiber Espinoza Palomino, que la familia de su amiga Leydi P. G. tenía dinero debido a su actividad agrícola. Sin verificar la veracidad de esta información, Kleiber y su hermano Aarón, ambos con antecedentes por robo, decidieron secuestrar a la menor. Para ejecutar su plan, contactaron a otros delincuentes, entre ellos Delmer Lino Abad, Vicente Aquino Lino y Rabdy Vargas Mateo, quienes se encargaron de interceptar y trasladar a la joven hasta su sitio de cautiverio.

El 6 de enero, Leydi fue citada bajo engaños en Puerto Súngaro por un hombre que le aseguró tener información confidencial para ella. Sin sospechar nada, la adolescente acudió al encuentro en su moto lineal, pero fue interceptada en la carretera Fernando Belaúnde Terry, a la altura del centro poblado San Juan de Pachitea. Tres sujetos la sometieron y la mantuvieron atada en una vivienda, mientras la banda criminal iniciaba las negociaciones con su familia.

 Amiga. Mayalen Fray Moya, pareja de Kleiber Espinoza Palomino, uno de los integrantes de la banda. Foto: composiciónLR/difusión

Amiga. Mayalen Fray Moya, pareja de Kleiber Espinoza Palomino, uno de los integrantes de la banda.


Extorsión y falsas promesas


La primera exigencia de rescate llegó la mañana del 7 de enero. Los secuestradores llamaron a Marcelina Girón Carbajal, madre de la joven, exigiendo S/500.000 a cambio de su liberación. Para reforzar la amenaza, enviaron un video a Sebastián Pastrana Rojas, padre de la víctima, donde se veía a Leydi atada y con una pistola en la cabeza. En el material audiovisual, Aarón Espinoza Palomino advertía que, de no recibir el dinero, atentarían contra la vida de la joven.

Sin embargo, la adolescente ya había sido asesinada el mismo día que enviaron la prueba de vida. La necropsia reveló que la víctima sufrió un traumatismo craneoencefálico severo producto de golpes en el cráneo. El responsable directo del homicidio fue Delmer Lino Abad, quien, junto con sus cómplices, decidió asesinarla por temor a que los identificara. Posteriormente, su cuerpo fue introducido en un costal y enterrado a un kilómetro del lugar donde estuvo secuestrada, en la comunidad nativa San Juan de Pachitea, jurisdicción de Puerto Inca.

A pesar de haberle quitado la vida a Leydi, los criminales continuaron con su plan extorsivo. En reiteradas llamadas a la familia, amenazaron con mutilar a la joven si no se realizaba el pago. Ante la desesperación, los padres depositaron S/700 en dos transacciones los días 21 y 22 de enero. Esta acción permitió a los agentes de la División de Investigación Antisecuestros y Extorsiones de la Dirincri rastrear los movimientos bancarios y descubrir la identidad de uno de los involucrados.


La caída de la red criminal


El titular de la cuenta receptora del dinero fue identificado como Jonathan Yacila Silva, un limeño de 40 años residente en La Victoria. Al ser detenido, confesó que había recibido instrucciones de José Agapito Farro, un monsefuano de 46 años con domicilio en San Juan de Lurigancho. La investigación llevó a la captura de otros miembros de la red criminal, entre ellos Miller Mautino Espinoza y Estafane Trejo Melgarejo, quienes fungieron como intermediarios en la operación.

Durante los interrogatorios policiales, Kleiber Espinoza Palomino y Mayalen Fray Moya delataron a los demás implicados, lo que permitió la captura de Aarón Espinoza Palomino en Satipo, Junín. Posteriormente, la policía detuvo a Rabdy Vargas Mateo, Rodrigo Romero Tejada, Vicente Aquino Lino y al asesino Delmer Lino Abad. Se descubrió que Vicente Aquino Lino era un prófugo buscado por un asesinato cometido en Pucallpa, lo que confirmó que el secuestro no fue un acto improvisado, sino una operación planificada por una organización criminal con antecedentes de violencia extrema.

 Homicida. Delmer Lino Abad fue quien apuntó con pistola a la víctima y la asesinó. Foto: composición LR/difusión

Delmer Lino Abad fue quien apuntó con pistola a la víctima y la asesinó


Confesiones y hallazgo del cuerpo


El 25 de enero, Aarón Espinoza Palomino confesó el crimen y reveló la ubicación del cadáver de Leydi P. G.. Tras el hallazgo, la necropsia confirmó la brutalidad del asesinato, descartando cualquier posibilidad de que la banda tuviera intenciones reales de liberarla. Desde el inicio, el único propósito de los delincuentes fue obtener dinero mediante el engaño y la extorsión, sin importarles la vida de su víctima.

El caso dejó al descubierto el nivel de deshumanización con el que operan estas bandas y la facilidad con la que una persona cercana puede convertirse en cómplice de un crimen atroz. Mientras los responsables enfrentan la justicia, la sociedad sigue consternada por la saña con la que actuaron los criminales y la traición que sufrió Leydi P. G. por parte de una persona que consideraba su amiga.

 Preso. Aarón Espinoza Palomino, señalado como autor intelectual del secuestro y asesinato de la joven. Foto: composiciónLR/difusión

Aarón Espinoza Palomino, señalado como autor intelectual del secuestro y asesinato de la joven.

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